Este es Pablo.
Pablo, con sus seis años, es un joven artista.
Pablo está descubriendo a través
de sus ojillos alegres este mundo que tantas cosas atractivas le ofrece.
Y a
Pablo le gusta captar y plasmar aquellas cosas que le sorprenden,
por ello, cuando puede, coge su estuche
de pinturas y dibuja. Dibuja todo aquello
que le gusta: La selva, animales, jirafas, leones, ardillas, elefantes...
Pablo ha tenido una gran maestra,
su hermana Ángela, que también dibuja muy bien.
Hace algún tiempo fue mi
cumpleaños y Pablo, me obsequió con uno de sus dibujos.
Fijaros cómo fue capaz de
retratarme con él mientras veíamos un reno; y una ardilla, en lo alto del árbol, se cobijaba en su casa.
Pablo, aunque él no lo sabe, se
enfrenta a un gran reto, reto que también se han planteado
un gran número de artistas (como Leonardo
Da Vinci o Miguel Ángel por ejemplo).
El reto consiste en conseguir
que sus creaciones sean lo más naturales y realistas posibles; el reto
consiste en representar las cosas como él las ve.
Y Pablo, que es también es un perfeccionista, se da cuenta de que a sus
dibujos les falta algo. Son planos.
Les
falta...les falta....les falta la tercera dimensión.
Pero Pablo, vivo e inquieto, no se pone límites, sabe lo que quiere y
sigue intentándolo.
Y Pablo con tan solo con seis años, lo encuentra (yo lo encontré con
cuarenta). Pablo ha encontrado la tridimensionalidad.
(pincha sobre el dibujo para verlo mejor)
¡Sí señor!, ¡¡este es mi sobrino!!
¡Sí señor!, ¡¡este es mi sobrino!!
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